Desde aproximadamente la década de 1950, el diseño (tanto el gráfico como el industrial), se había entendido como un proceso racional articulado por una serie de fases ordenadas en secuencia continua que iban desde la recogida de datos hasta la presentación final del proyecto. Como indicó Jordi Pericot en un artículo de mediados de la década de 1980, estas fases obedecían al siguiente modelo: “Fijación previa de objetivos, variables y criterios del problema del diseño. Análisis de todas las premisas. Evaluación de las situaciones parciales o intermedias. Estrategias de un sistema de desarrollo lineal deductivo, mediante la introducción de operaciones condicionales y reciclajes. De esta manera se llegaría supuestamente a una identificación de las soluciones óptimas.
Todo esto respondía a una idea del diseño como disciplina más relacionada con la ciencia que con el arte.
lunes, 17 de septiembre de 2007
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